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Canto general II

“Las raíces del Canto general están bien hundidas en la entraña y en la experiencia humana del poeta. Para él este canto equivale a la asunción entera y todavía cifrada de su doble naturaleza americana. El desterrado voluntario del Oriente que solo atisbó oscuramente y desde lejos la entrada en la madera, el apogeo del apio y el estatuto del vino; el lobo que se descubre hombre al calor de la amistad española y del vínculo mágico de la sangre derramada vuelve ahora sobre sus orígenes, escucha la voz de la tierra y del hombre americano, y encuentra al fin su materia original. El viajero de todas las latitudes regresa, el héroe es devuelto a su patria después de mil hazañas para enriquecerla con su nueva misión; el niño empieza a asomarse deliberadamente a esa vena natal de la poesía y alimentarse de lo más profundo, lo más primitivo, lo más abismal que hay en ella” (Emir Rodríguez Monegal: Neruda, el viajero inmóvil).