Animales que hablan, que sienten, que traman astucias para imponerse o sobrevivir, integran la galería de personajes (tan humanos) de las fábulas. Un prejuicio común las ha relegado al rincón de las lecturas infantiles, pero no ha podido invalidar el placer que causan. La esencia misma de la fábula consiste en “divertir”, en no decir lo que se espera.
Fedro
Introducción, traducción y notas de Alejandro Bekes
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