
Publicar no era, para la gran poeta, parte esencial del destino de un escritor. ¿Había en esta actitud suya un desmedido respeto por su padre, contrario a que las mujeres publicaran sus escritos? Acaso por este decreto machista de su progenitor y para precaver sus monsergas siempre se refirió a “imprimir”, jamás a “publicar”, un implícito reconocimiento de que sus poemas eran leídos por terceros…