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Capitanes de la arena

Nombrar a Jorge Amado es hablar de Bahía, su puerto, sus muelles y arenales, las anchas calles de la ciudad baja, las calles empinadas de su población negra: esa ciudad cargada de viejas historias y de vida palpitante, de santones negros y de moleques pícaros. Lugar donde resuena el ritmo del candomblé y el canto de los pescadores. Capitanes de la arena es un mundo de los niños abandonados, unidos por la miseria y empujados por una sociedad egoísta hacia los arenales del puerto, donde organizan su propia sociedad infantil, con toda la secuela de la delincuencia, pero rica también en solidaridad, inocencia y amor. Cuando apareció el libro, el Estado Novo confiscó la edición y mandó quemar ejemplares en la plaza pública. Al reaparecer al cabo de siete años, constituyó un verdadero acontecimiento cultural.

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