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Don Quijote de la Mancha (Tomo I)

“— (…) ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o pocos más,

desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas (…).

—Mire vuestra merced —respondió Sancho— que aquellos que allí se aparecen

 no son gigantes, sino molinos de viento (…)”

(t. I, p. 67).

 

“Quiero decir —dijo Sancho— que nos demos a ser santos, y alcanzaremos más brevemente

 la fama que pretendemos (…) más vale ser humilde frailecito, de cualquier orden que sea,

que valiente y andante caballero;

más alcanzan con Dios dos docenas de disciplinas que dos mil lanzadas (…)”

(t. II, p. 74).

 

Es considerada la obra más importante de la literatura española y una de las más relevantes de la literatura universal. Su autor, el español Miguel de Cervantes (1547-1616), presentó a imprenta la primera parte a fines de 1604, año en que escribió el prólogo. Con el título de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, estuvo disponible desde la imprenta a comienzos de 1605. De inmediato, obtuvo un éxito rotundo. Diez años más tarde, Cervantes escribió una continuación, llamada Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha.

Se cree que el Quijote representa la primera novela moderna. Por un lado, su estilo burlesco desmitifica la hasta entonces tradicional literatura caballeresca y cortesana. Por otro lado, los personajes cervantinos se caracterizan por una libertad creciente. A diferencia de la literatura anterior, sus voces no se subordinan al pensamiento de un autor-narrador que expresa verdades inmutables. El escritor les da la facultad de disentir. Por último, a diferencia de los textos anteriores, el lenguaje del Quijote resulta ameno y coloquial, convierte lo cotidiano en objeto del relato.