El autor de la célebre novela Aflicción, sobre la que se basó la película del mismo nombre dirigida por Paul Schrader, se revela en estos relatos como un cuentista extraordinario, maestro también de las distancias cortas narrativas, por las que hace fluir una tensión que fluctúa entre la perplejidad y la sabiduría, y que nos arranca de cualquier visión banal de la vida.
Russell Banks convierte en un ingrediente fantástico de la existencia, en algo extraño y como impropio e inexplicable de la misma, a aquello que procede de la entraña más honda del hombre, allí donde se agitan las fibras más sensibles y menos defendidas de la humanidad de un ser: la compasión o el orgullo, el sentimiento de rechazo o de amistad, el arrebato o la contención, la risa y el pasmo. Una prosa precisa y comedida, en la estela de la mejor tradición de la formidable narrativa realista norteamericana, le sirve a Banks para abordar sus cuentos como el que quiere ordenar con ansia el caos de la vida. Sus asuntos, casi siempre relacionados con las relaciones entre padres e hijos, con las cuentas que se saldan entre generaciones, con el ámbito solitario del hombre moderno que vive en las orillas de la sociedad, se solventan generalmente utilizando una única vía, una escapatoria con sordina: la violencia imprevista, el azar que desencadena la secuencia clave del vivir, la que de verdad se integra en el curso de las cosas, como si ese curso fuera un triste cúmulo de desdichas. El ángel en el tejado reúne quince relatos de Banks, quince historias de exilio y redención, de ternura e ironía, de aspereza y piedad.
Son el decantado de treinta años de dedicación al género.