Leandro Fernández de Moratín (1760-1828) es la figura más representativa de la tendencia afrancesada que dominó las letras españolas en el período comprendido entre los siglos XVIII y XIX. Firme defensor de los ideales clásicos vislumbró, sin embargo, no pocas vetas que exploraría luego el romanticismo; sus conflictos escénicos anticipan la emoción de esa escuela. Odas, epístolas, diarios integran una obra cuyo desarrollo mayor se dio indudablemente a través del teatro, ya fuera como teórico e historiador, como adaptador, o como autor de El viejo y la niña (1790), El barón (1803), La mojigata (1804) y El sí de las niñas (1806), la más difundida de sus piezas y, fuera de toda duda, la mejor de ellas.