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Goodbye, Kant!

Qué queda hoy de la Crítica de la razón pura

Entre las muchas ciudades que han cambiado de nombre después de la II Guerra Mundial se encuentra Königsberg, donde nació y vivió Kant. Entonces era alemana, hoy es rusa y se llama Kaliningrado. Los habitantes se hacen fotografiar delante del monumento a Kant el día de su boda, y esto es, prácticamente, casi todo lo que queda. Y, ¿en teoría? Queda una revolución que condicionó toda la filosofía moderna. El ingenuo mira el Sol que se pone y llega a la conclusión de que gira alrededor de la Tierra; el experto sabe que es la Tierra la que gira alrededor del Sol: es la revolución de Copérnico. El ingenuo mira el mundo y cree ver las cosas como son; el experto (el filósofo trascendental) sabe que está viendo las cosas como se nos aparecen: es la revolución de Kant.

Doscientos años después de la muerte de Kant (1724-1804), este libro expone su revolución filosófica con la misma ironía afectuosa que se dedica a la revolución soviética en la película Good Bye Lenin! No se trata de destruir un monumento, sino de deconstruirlo, es decir, de quitarle un poco de herrumbre, haciendo comprensible lo que pensaba Kant y en lo que se equivocaba, con el fin de restituir la actualidad a un clásico de la filosofía, al que el tiempo y el éxito acabaron embalsamando.

 

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