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La serpiente emplumada

Entre 1922 y 1925, David Herbert Lawrence, eterno vagabundo, vivió en México y Taos (Nuevo México). El año 1923, Lawrence se instaló en concreto junto al Lago Chapala, en la región de Jalisco, en el centro de México. Allí quiso confrontar su propia cultura anglosajona y occidental con la pervivencia de la mítica cultura azteca y escribió esta su mejor novela. En ella, Kate, una mujer irlandesa en torno a los cuarenta años, busca incesantemente una interpretación durable y no consabida de su feminidad, una elucidación de su papel de mujer como ser sensible y emocional en un viaje que la conduce a un panteísmo de naturaleza sexual, exuberante de lúbricas angosturas físicas y de desenfrenados desahogos intelectuales. En medio de una atmósfera densa y salvaje la protagonista comparte la sed de justicia del pueblo mexicano, y se deja envolver en el frenesí con que Cipriano y Ramón, dos personajes masculinos con los que se encuentra, viven y practican el culto al dios Quetzalcóatl, la serpiente emplumada. Bajo la fuerte personalidad de estos dos hombres, la mujer experimentará una profunda liberación de sus propias ataduras culturales.

Sostenida por una escritura inmediata y pujante, sorprendente por la intrincada selva de simbolismos en la que se adentra, La serpiente emplumada es una novela de sólido cimiento espiritual, capaz de guiar al lector hasta el fondo del angustioso y esplendente misterio de la vida.

 

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