La última pieza que escribió Shakespeare antes de retirarse a su Stratford natal es una culminación de sus juegos con el teatro dentro del teatro: Próspero, el protagonista, es también autor, director y actor de la obra que él mismo orquesta desde dentro de la obra. La tempestad es asimismo el cuarto y último de los dramas de aventuras (romances) escritos por Shakespeare, caracterizados por la intervención de lo sobrenatural. Pero en este, a diferencia de los otros tres, la acción se condensa en el final de la historia y, a diferencia del resto de su producción, transcurre en tiempo real.