La obra que inspiró el gran Falstaff, de Verdi, es la única comedia de Shakespeare cuya acción transcurre en Inglaterra, aunque la trama en torno a engaños amorosos la emparienta con la novella italiana renacentista. Pero lo más destacable en ella es sin duda lo que tiene de “comedia de la lengua”: en ninguna otra obra creó el bardo tantos personajes con particularidades lingüísticas diversas, algo bastante soslayado hasta ahora por críticos y traductores.