De Esquilo, quien elevó la jerarquía artística de la antigua tragedia ateniense, se han conservado siete piezas completas. La primera en orden cronológico es Persas, estrenada y premiada en 472 a. C., de tema no mítico sino histórico: la derrota de la invasión persa a manos de los griegos, presentada dessde el punto de vista de los vencidos como un castigo de su desmesura. Prometeo encadenado es entre las siete la única de la que no contamos con una datación; obra peculiar sobre un dios peculiar, el único personaje humano allí es Io, metamorfoseada en vaca. Siete contra Tebas, estrenada en 467 a.C., trata un tema del ciclo tebano relacionado con Edipo: sus hijos se enfrentan entre sí por el trono, con su ciudad como rehén. Supicantes, cuyo estilo arcaizante hizo pensar durante mucho tiempo que era la más antigua de todas, resultó ser de alrededor de 463 a.C., según se desprende de un papiro hallado en Oxirrinco (Egipto); destacado papel tiene en ella el coro de cincuenta Danaides, descendientes de Io. La Orestía, presentada y premiada en 458 a.C., es la única trilogía trágica conservada hasta nuestros días, lo que nos brinda la exclusiva posibilidad de observar el desarrollo de toda una línea de acción a través de las tres tragedias que la componen: Agamemnón, Coéforas y Euménides. Dice Ateneo que Esquilo “dijo que sus tragedias eran tajadas de los grandes festines de Homero”; a ningún otro caso se aplica tan bien como a la Orestía, secuela de la Ilíada.