Los escándalos que supuestamente provoca el joven Ésquino ponen a prueba los sistemas de crianza y educación de Démea, su padre biológico, y de Mición, hermano de éste y padre adoptivo del licencioso muchacho. Mientras que Démea encarna los valores tradicionales y la severidad pedagógica y cree haberlos aplicado con éxito en su hijo Ctesifón, Mición pone todos sus empeños en una educación basada en la confianza mutua y en la rectitud espontánea del hombre, y así cree haber hecho de su sobrino e hijo adoptivo Ésquino un hombre hecho y derecho. La disputa, que no se resolverá sin pasar por escenas de un humor cuya actualidad es sorprendente, se resolverá de un modo en que todos resultarán al mismo tiempo embaucadores y engañados.