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Los lanzallamas

“Con Los lanzallamas —dice el autor—, finaliza la novela de Los siete locos”, y retoma en este libro los personajes de aquel, pero tratándolos individualmente, con la prosa un tanto desmañada, pero fuertemente expresiva que le es característica, producto de los convulsionados años que le tocó vivir y que culminaron con la crisis de 1930.

Inconformista y denunciador de las lacras sociales y de todo tipo de hipocresía, el mismo Arlt expresa en el prólogo: “Crearemos nuestra literatura, no conversando continuamente de literatura, sino escribiendo en orgullosa soledad libros que encierran la violencia de un ‘cross’ a la mandíbula. Sí, un libro tras otro, y ‘que los eunucos bufen’. El porvenir es triunfalmente nuestro”.

 

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