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Los principios de la filosofía

Editado en 1644 en Ámsterdam, Los principios de la filosofía contiene las mismas doctrinas de las Meditaciones, pero en un estilo breve, conciso y directo, como forma de reemplazar a la filosofía aristotélica. Para tratar de explicar el universo y los diversos fenómenos y cuerpos terrestres, que es el principal objetivo de la obra, en la primera parte, trata de demostrar la necesidad de un Dios veraz y establecer, de derecho, la necesidad de ideas claras y distintas como criterio de verdad: una idea clara y distinta es la que está presente y manifiesta a un espíritu atento. Pero en la segunda parte, después de demostrar la existencia de la materia extensa, recuerda la unión del alma y del cuerpo y la subordinación de las sensaciones a la conservación de esa unión. Es que si la ciencia perfecta del cuerpo deduce todas sus propiedades a partir de la esencia extensa, falta explicar por qué esta se presenta bajo las formas que reviste la materia. La sensación es un modo de la conciencia y traduce un determinado estado de nuestro cuerpo en su relación con otros cuerpos. “Nuestros sentidos, dice, no nos manifiestan la naturaleza de las cosas sino solo en lo que son útiles o nocivas para nosotros”.