… Desde entonces, sus lectores no han dejado de crecer, subyugados por la sobria prosa del colombiano, por el conmovedor tono de su relato, por los valores encarnados en sus jóvenes héroes sentimentales, unidos en un afecto idílico sin otros tintes que los de un romanticismo natural, casi salvaje, al que ponen marco los grandiosos paisajes de los trópicos americanos y las reivindicaciones de un primitivismo noble e inocente.