Muertos sin sepultura, representada por primera vez en París el 8 de noviembre de 1946, y El diablo y Dios, estrenada el 7 de junio de 1951, son quizás dos de las obras más controvertidas de Jean-Paul Sartre (1905-1980), el genial polemista del siglo XX.
El deseo de unir la vida y la acción, la imposibilidad de coincidir totalmente con esta acción, el sentimiento de no autenticidad muestran ser los principales problemas de los protagonistas del teatro sartreano, como podrá apreciarse aquí.