Se podría esperar un relato de la batalla. Sin embargo, el poeta pone el acento, por una parte, en los dolores que causa la guerra; por otra, en la presentación de los luchadores que se enfrentarán en combates singulares: los siete invasores, casi todos soberbios e impíos; los siete defensores, bravos pero respetuosos de los dioses y de la tierra patria. Allí, pues, hay que buscar el mensaje que el tragediógrafo sigue legando a la humanidad. Con gran patetismo, pone en boca de un coro desenfrenado los temores y angustias de la guerra, el dolor por los que mueren inútilmente, artífices de desgracias fundadas en ambiciones.
Por su perfección formal y su contenido universal, Siete contra Tebas es una típica obra “clásica”, cuyos detalles plantean muchos enfoques de interpretación.