Chejóv tiene una forma propia, como los impresionistas. Uno mira y tiene su impresión de que el artista porne sus colores tal como le van a parar a las manos y como si sus pinceladas no tuvieran ninguna relación entre ellas.
Pero si uno se aleja un poco y lo mira mejor, recibe una impresión extraordinaria, la de encontrarse frente a un cuadro claro e indiscutible.
León Tólstoi