Después de una temporada de mucha pereza en la quinta del Benteveo Amarillo, Pedro, Naricita, Emilia, el Burro Parlante y el Vizconde de la Mazorca están en situación de emprender otra aventura. Desde el balcón de la casa, observan la noche estrellada, mientras escuchan las explicaciones de doña Benita sobre los misterios del cosmos, y quedan tan fascinados con las historias del sistema planetario que deciden embarcarse hacia el espacio sideral. Transportados por el polvo de pirlimpimpín, que funciona con la rapidez de un cohete, comienzan el largo viaje por los cielos.
En sus travesuras, encuentran extraterrestres y descubren lugares que ni los astronautas conocen.