Esta mirada se completa con veinte ilustraciones donde el autor revela el secreto de unos juegos sencillos, accesibles y que no cuestan dinero, con los que él mismo se divirtió cuando era un niño, y los obsequia a los chicos supertecnológicos de hoy —abiertos a las sorpresas, al fin y al cabo—, seguro de que podrán divertirse con ellos.