Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Jean Anouilh (1910-1986) se reveló como uno de los mayores representantes de la renovación teatral francesa. Con sólidas estructuras dramáticas y pleno dominio de la situación escénica, sus obras deslumbraron por su rica fantasía y su frescura. Antígona fue justamente la pieza que por aquellos años afirmó el nombre de Anouilh en el escenario.