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Cartas a sus hijos desde la cárcel

Se trata de una concepción de la educación seguramente ajena al lector contemporáneo, a quien además no le resultará fácil imaginar cómo serían leídas esas cartas por los niños. Cuando sus hijos se expresan espontáneamente, Gramsci combina la alegría por la comunicación con expresiones a veces duras de rechazo o desaprobación. Ante cartas que él juzga más lacónicas o convencionales, exige más abundancia y franqueza. Entre líneas, se percibe una actitud implorante, y la ansiedad por descifrar quiénes eran sus hijos y en qué hombres se convertirían.