A esa versión cinematográfica le seguirán muchas más, hasta la actualidad. La concepción básica de “Gatsby” le debe bastante a una novela: El corazón de las tinieblas (1902), de Joseph Conrad, y a un poema: La tierra baldía (1922), de T. S. Eliot. Sin embargo, las ventas de su obra no estuvieron a la altura de lo esperado, y a partir de entonces comenzó la decadencia del autor. A su manera, Fitzgerald fue un “Gatsby”: un joven que se hizo casi de la nada y terminó pronto y mal, sólo que su descenso de la cima al infierno fue un poco menos drástico. Falleció, con cuarenta y cuatro años, en 1940.