Aun cuando había conocido el halago del público, no fue tarea fácil para Charles Dickens (1812-1870) vincularse con los editores Chapman y Hall en 1844, cuando éstos le publicaron Canción de Navidad (Losada, 2010), el primero de sus cuentos fantásticos que escribió con motivo de esa festividad. Si ya padecía reveses económicos, sus dificultades continuaron pese al éxito del nuevo libro. Estuvo meses sin trabajar, hasta que los campanarios de Génova –donde residía entonces– le sirvieron de inspiración.