Todas esas creaciones de su sensibilidad eruptiva respiran la atmósfera de ciertos aspectos de Buenos Aires y tocan con frecuencia aspectos de la psicología colectiva. Los elementos más opuestos se amalgaman en los cuentos de El jorobadito con frenesí vital: lo folletinesco corre aparejado a un realismo intenso, sin precedentes en nuestra literatura; pasajes escabrosos a granel están en contacto con reacciones de pureza expiatoria”.