(…) Tal fue la existencia de Marco Polo, cuyos relatos tuvieron considerable influencia sobre el progreso de las ciencias geográficas. Hasta mediados del siglo XVIII, los documentos extraídos de la narración de este célebre viajero sirvieron de base tanto a los estudios geográficos como a las expediciones comerciales realizadas en China, India y el centro de Asia. De modo que la posteridad no puede sino aprobar el título que los primeros copistas dieron a su obra: Libros de las maravillas del mundo. Julio Verne: El descubrimiento de la Tierra (Losada,2013). Dos son los héroes de este libro. Uno, el vasto Emperador de los mongoles, Kubilai Khan, el Kubla Kan del triple sueño de Coleridge. Otro, el que no se oculta pero que tampoco se muestra, el prudente y curioso veneciano que los sirvió y cuya pluma lo ha hecho inmortal. / Jorge Luis Borges