El título tradicional de Epodos se debe a los gramáticos; el propio Horacio lo había titulado Yambos, porque sus versos se forman casi todos sobre el pie métrico de ese nombre, forma característica de una poesía ásperamente sincera, no pocas veces mordaz, agresiva e incluso rayana en el cinismo, como la que había escrito en la Grecia arcaica Arquíloco de Paros. A partir de una afinidad espiritual con este antiguo poeta, con cuya poesía establece un diálogo fecundo, Horacio logra expresar poéticamente su indignación por la patria traicionada, o acercarse a una esfera lírica, o cantar para siempre, sin perder su habitual ironía, una añoranza de vida retirada y tranquila (Beatus ille…) que no olvidarán dos milenios de poesía occidental.