El argumento será reiterativo en toda la obra de Flaubert y refleja su propia historia: el encuentro, en 1836, con Elisa Schlésinger, a quien describió en el personaje de Marie Arnoux –la amada de Frédéric–, trazado ya en Emma Bovary.
La novela es, también, un documento sociológico sobre la generación de 1848, y una exposición de la filosofía del autor: el fracaso del amor romántico, vivido por un antihéroe, es la imagen de una juventud pesimista que equivocó su rumbo.