Si realmente eres un conocedor de cuál de estas cosas es beneficiosa o perjudicial, puedes comprar con confianza su lección, ya sea a Protágoras o a cualquier otro. Pues si no, mira, afortunado amigo, no arriesgues a los dados lo más querido ni lo pongas en peligro. Entonces realmente hay un peligro mucho más grande en la compra de aprendizajes que en la de los alimentos. Porque el alimento y la bebida comprados al traficante y al comerciante se pueden volcar en un recipiente, y antes de recibirlos en el cuerpo cuando los bebes o los comes, colocarlos en tu casa para pedir consejo, solicitando la opinión de quienes saben lo que se debe comer y beber y lo que no, y dónde y cuándo, de manera que en la compra no hay un gran peligro. Pero lo que se aprende no se puede volcar en otro recipiente, sino que es forzoso, una vez pagado el precio, tras recibir la lección en el alma misma y haber aprendido, salir dañado o con provecho después del proceso. [Protágoras, 313e-314b].