La obra, rica en episodios de notoria comicidad, pone en escena la transformación progresiva del viejo, considerado uno de los mejores personajes cómicos de toda la literatura. Hay incluso una hilarante parodia de los procedimientos de los tribunales en la escena del juicio contra el perro que ha robado y comido a solas un queso. Al final, olvidado ya de los juicios, el viejo Filocleón se comporta como un joven desaprensivo y libertino, que intenta sin éxito adoptar nuevos comportamientos. La representación cómica del coro de jueces como “avispas” pone en evidencia la manía judicial que Aristófanes veía en muchos de sus conciudadanos, ávidos de procesos y condenas, y de obtener su paga mediante éstas. Avispas, una de las mejores exponentes de la comedia ática antigua, constituye un nuevo ataque de Aristófanes a Cleón, líder de la democracia radical, acusado esta vez de utilizar el sistema judicial y los tribunales para provecho personal.