Desde muy joven Virginia Wolf escribió todos los días: cartas, cuentos (incluso uno infantil “La cortina de la señora Lugton”), bocetos, relatos, reseñas, ensayos, novelas, diarios, hasta una pequeña obra de teatro y un par de biografías, una de ellas un perro (Flush). Ni cierto amago de versos le faltó acometer, como se verá aquí en una “Oda escrita en parte en prosa…”. Toda combinación de palabras a lo largo y ancho de una hoja le venía bien. Pero dentro de esas combinaciones posibles, fue sobre todo la narración breve su laboratorio predilecto, la plataforma inicial hacia sus más osadas experimentaciones en la prosa narrativa, las novelas La señora Dalloway, Al faro y Las olas. Durante el trabajo en esos libros de más largo aliento, la escritura de relatos le sirvió también para distenderse y distraerse del esfuerzo. El orden cronológico en que se publica aquí toda la narrativa breve de la autora, brinda una excelente oportunidad de observar el desarrollo pasa a paso de una escritura capital en las letras del siglo XX.