Los ciudadanos sufren los males de la ciudad, pero parece que no quieren, por lo menos de manera explícita, que la ciudad cambie. Piensan que no es posible lograrlo ya, pues están resignados. Entonces piden, que al menos se pueda vivir un poco mejor en ella, que las privaciones sean aliviadas. Piden más servicios para soportar mejor el malestar de la ciudad.
Saben que los niños son los que más sufren la situación, pero no saben cómo ayudarlos y, entonces, cada vez más a menudo deciden tener menos niños, o no tener más. ¿Cómo se hace para tener niños en estas condiciones?
La ciudad de los niños
Un modo nuevo de pensar la ciudad