Albert Camus se reveló al gran público mediante una gran novela de pocas páginas, pero largas proyecciones: El extranjero; poco después publicaba su ensayo más denso en ideas: El mito de Sísifo.
La notoriedad y el ascendiente moral de Camus crecieron luego con la novela La peste y con sus obras de teatro —El malentendido, Calígula, El estado de sitio, Los justos y Los poseídos—, y culminan en 1951 con El hombre rebelde.
Así, pues, en pocos años, Camus logró una situación de excepcional preeminencia, llegó a ser considerado —junto con Jean-Paul Sartre—como la revelación más importante de la literatura francesa de posguerra.