Cuando La crítica de la razón pura apareció en 1781 resultó demasiado innovadora para ser comprendida y, sobre todo, aceptada en los círculos académicos. El propio Immanuel Kant (1724-1804) sospechó, apenas publicada la obra, que ésta “contaría con pocos lectores”. Tuvo que escuchar de todas partes que su libro era oscuro y enigmático. Las críticas –justificadas o no– llevaron al filósofo a pensar en la redacción de otro libro acerca de la propia doctrina, pero asequible a mayor número de lectores, estos Prolegómenos a toda metafísica del futuro, precisamente, que resultarían una excelente guía para orientarse en la Crítica de la razón pura, y la mejor introducción al criticismo kantiano.
Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime, el otro texto que compone este volumen, fue publicado en 1764; por consiguiente es anterior a la fase original constructiva del pensamiento kantiano. Está escrito con estilo fácil y brioso, distinto del severo de sus obras posteriores; y es muy rico en observaciones psicológicas personales.