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Ranas

Tal el motor argumental pergeñado por Aristófanes para esta comedia, Ranas, estrenada en el año 405 a.C., cuando la propia Atenas corría también peligro de extinción: de hecho, un año después caería definitivamente derrotada por los espartanos en la extensa y desgastante Guerra del Peloponeso. Los temas más serios son siempre buen motivo para la risa en manos de un gran comediógrafo como Aristófanes. Su Dioniso pasa por hilarantes episodios hasta arribar a la morada de Plutón, dios de los infiernos. Allí es designado juez del juicio que debe dirimir a quien le corresponde el asiento de honor del arte trágico en el mundo de los muertos, si a Esquilo o a Eurípides. El desarrollo de ese juicio es, a su cómico modo, el tratado de crítica literaria más antiguo de la tradición occidental que ha llegado hasta nosotros. Para Dioniso, el descenso a los infiernos resulta un viaje iniciático: su aprendizaje de los problemas políticos que acucian a Atenas, y de los aportes positivos o negativos que podrían hacer al respecto uno u otro de los dos poetas trágicos entre los que debe juzgar, lo llevan a fallar en favor de Esquilo, representante del pasado glorioso, y a volver con él al mundo de los vivos.