En Viejos tiempos (1971), la visita de una amiga de la juventud dispara en una mujer y en su marido un juego de recelos, fantasías y especulaciones, en el cual realidad y deseo se funden de manera indiscernible.
Traición (1978) —llevada al cine con la participación de Jeremy Irons, Ben Kingsley y Patricia Hodge— describe los matices de un triángulo amoroso a partir del recurso simple, pero genial, de invertir la temporalidad de los hechos.