El amante es uno de los textos más celebrados y característicos del teatro de Pinter: día a día, un matrimonio practica un conjunto de rituales ambiguos y cambiantes en torno al erotismo y la sexualidad.
La danza de los muertos (1901), fiel reflejo de las obsesiones del autor (amor y matrimonio, vida-muerte, conflictos personales y padecimientos de conciencia).
En ambas obras, campea una ferocidad que está en la superficie de las palabras porque, en la obra de Berkoff, el lenguaje siempre pone en evidencia los conflictos de clase y las ideologías de un mundo en carne viva.
Las afamadas Tres piezas sobre el tiempo tratan el problema de la secuencia temporal de un modo insólito: las tres rechazan la concepción corriente del tiempo, aunque cada una ofrece una solución particular del problema.
Tres piezas magistrales de una de las mayores figuras del teatro estadounidense: Un delicado equilibrio (1966), Tres mujeres altas (1992) y La cabra o ¿Quién es Sylvia? (2002).
El asunto de su primera obra teatral, Las moscas, drama en tres actos, estrenado en 1943, fue a buscarlo Jean-Paul Sartre en los orígenes de la tragedia griega, concretamente en La Orestíada, de Esquilo. De la renombrada pieza, emana no solamente el existencialismo del creador, sino ciertas crípticas alusiones a su tiempo.
Tres piezas fundamentales de Heiner Müller, uno de los mayores dramaturgos en lengua alemana: Máquina Hamlet (1977), Cuarteto (1980) y Medeamaterial (1982), admirablemente traducidas por Gabriela Massuh y por Claudia Baricco.
Estas siete piezas permitirán al lector acceder a una visión más compleja, rica y múltiple de uno de los dramaturgos argentinos fundamentales de la actualidad.